16 marzo, 2015

He perdido la cuenta de las veces que he intentado convencerme de que no es nada y todo va a salir bien, y no distingo si estoy siendo realista o soñadora.
Hablando de sueños, no saber porque me reía en aquel sueño me mata, aunque me gusta la de idea de  no despertar inundada de lagrimas ya que por lo general si me caigo de un sueño suele ser por algo malo o muy triste y esta vez fue con mi propia risa, pero ahora tengo toda la curiosidad del mundo por saber que era aquello tan gracioso, con los sueños malos, ocurre todo lo contrario te quedas con una sensación amarga y procuras que pase pronto pero esta sensación me recuerda a la luz de la tele que se colaba por el pasillo y salir descalza de la cama, recuerdo los cambios de intensidad en la luz al cambiar de imagen y pegar la oreja a la puerta intentado descubrir porque mis padres me habían mandado a la cama diciendo que era muy pequeña para ver esas cosas y para los niños era la hora de dormir, también recuerdo salir corriendo con el corazón en la mano de vuelta a la cama porque se suponía que yo era una niña buena. Pues esa misma curiosidad es la de los últimos días.

Hoy tomé tanto cafe que acompañare a la luna esta noche y en esta habitación prácticamente vacía
Yo no soy el señor de estas tierras, pero si el cuervo negro.